Miro
tus ojos que un día me miraron, busco tu boca, tus manos, tus abrazos pero tú
no sientes nada y te disfrazas de cordialidad. Ni una sola palabra, ni gestos,
ni miradas apasionadas. Ni rastro de los
besos que antes me dabas hasta el amanecer.
Ni una
de las sonrisas por las que cada noche y todos los días, sollozan estos ojos en
los que ahora te ves.